Septiembre es el mes de la migración, el mes de las limícolas. Sin duda uno de los grupos de aves más interesantes; resulta fascinante cómo especies tan pequeñas y delicadas realizan viajes tan largos y costosos. Precisamente por esto suelen resultar fáciles de fotografiar en determinadas playas que usan para descansar o alimentarse. Con paciencia uno puedo llegar a colocarse a pocos metros e incluso centímetros de chorlitejos, vuelvepiedras y correlimos. Estas llevan muchísimos kilómetros en sus alas y no dudan en seguir sus quehaceres a pesar de nuestra presencia debido a que tienen que recargar las pilas.
Es ahí cuando te das cuenta de la delicadeza y la magia de estos seres, ahí donde los ves, casi pegando al parasol del equipo; vienen desde la tundra, desde Noruega o Suecia y han recorrido los mares del norte, Holanda, Francia, etc. para recalar en España y continuar su viaje.
Su vida es acelerada y frenética, no hay descanso. No hay tiempo para eso; toda su vida es un eterno viaje de norte a sur. Hoy están aquí y mañana allí. Por eso es un privilegio poder compartir el rato de bajamar con un bando de chorlitejos o de aguijas colipintas, las cuales seguirán su camino sin mirar atrás.
Para los curiosos y los amantes de los "Cómo se hizo"...ahí van un par de imágenes...